Una reflexión: Investigación-acción

vela_prendidaEs increible que tengamos que decir “una nueva” mirada, hoy en el año 2014, sobre todo cuando se afirma y nosotros creemos, que la calidad de la educación comienza en el aula, es decir en las prácticas pedagógicas de los profesores y estudiantes.

Hoy, quizás en más oportuno, preguntarse ¿Por qué no son los profesores los que realizan las investigaciónes en sus aulas, para mejorar sus propias prácticas pedagógicas y de esta manera contruibuir a la calidad de la educación?. La realidad, nos responde que las investigaciones, generalmente son realizadas por centros ajenos a los contextos escolares (su mayor cercanía, a veces, es la construcción y aplicación de instrumentos de recogida de información) y muchas veces, por personas que nunca han realizado una clase en aula (en el sistema escolar). La razón de algunos, es que los profesores no son capaces de investigar sus propias prácticas. Nosotros pensamos lo contrario.

Al respecto, ” (Zeichner, s/f) , señala, que:

“Aún hoy día, cuando tanto se habla de la capacidad de los profesores, podemos contemplar una falta generalizada de respeto hacia el conocimiento práctico de los buenos profesores en el ámbito de la investigación educativa, que ha tratado de definir una base de conocimientos para la enseñanza prescindiendo de la voz de los maestros.

En la bibliografía de las investigaciones sobre la enseñanza brillan por su ausencia las voces de los maestros, las cuestiones y problemas que plantean, los marcos que utilizan para interpretar y mejorar su ejercicio profesional, y los modos de definir y comprender su vida de trabajo” págs.44-45.

En este sentido, pensamos que la Investigación-Acción nos abre un camino, para que a través de ella, los maestros puedan mejorar sus propias prácticas pedagógicas y a la vez, su desarrollo profesional docente.

Esto, gracias a que el mismo concepto de investigación educativa, “ha [venido] cambiando y adoptado nuevos significados a la par que han aparecido nuevos enfoques de entender el hecho educativo” Latorre (1997), los que han influido en la modificación de las apreciaciones o miradas iníciales sobre quiénes son los que investigan y cómo investigan.

En este marco, ubicamos a la Investigación – Acción (I-A) desde una epistemología interpretativa, en este sentido, Elliott (2000) señala que la investigación – acción es “el estudio de una situación social para tratar de mejorar la calidad de la acción en la misma…En la investigación-acción, las “teorías” no se validan de forma independiente para aplicarlas luego a la práctica”.

A la I-A. la podemos situar desde una mirada interpretativa y socio-crítica, ya que nos permite rescatar la subjetividad y hacer visible, entre otras cosas, el dialogo intersubjetivo que realizan los sujetos de sus prácticas pedagógicas. Se resalta en ella,  la interacción entre la teoría y la práctica, en cuya relación el sujeto es el centro – se constituye en un “instrumento” de la investigación en la que reconoce una relación de afectación recíproca con su práctica pedagógica, principalmente, a través de la observación como un puente entre él y su quehacer docente. Desde estas cualidades intrínsecas de la I-A, se construye el propósito fundamental: el mejoramiento de las prácticas pedagógicas de los profesores,: En donde estos, tienen un papel protagónico.

Según, (McKernan, 2001)

“…el profesor tiene oportunidades que a menudo no son apreciadas, de realizar investigación-acción y de comenzar a basarse en su propio conocimiento pedagógico-práctico …la idea es  que [se] vincule a los profesores con la investigación en una nueva concepción de la profesión…” pág.55.

Cabe mencionar, que en este marco, el concepto de problema de investigación tiene intencionalidades distintas a otro tipo de investigaciones, ya que la mejora y el problema se sitúan desde la lógica de que todo lo que hacemos, es susceptible ser mejorado.

Para que lo anterior ocurra, pensamos que se debe preparar a los profesores (en formación y a los que están en ejercicio) para que logren adquirir comptencias investigativas que le permitan adquirir como una hábito profesional, si así se puede decir, la indagación de sus prácticas pedagógicas, a través de lo que conlleva la investigación de la acción y la acción de la investigación orientadas al mejoramiento de sus prácticas pedagógicas.

Bibliografía

Elliot, J. (2000). La investigación en educación. Madrid, España: Morata.
Latorre, A. (2003). La investigación-acción. Conocer y cambiar la práctica educativa. Barcelona: Grao.
McKerman, J. (2001). Investigación-Acción y Curriculum. Madrid, España: Morata.
Zeichner, K. (s/f). El maestro como profesional reflexivo. Cuadernps de Pedagpgía (220).